A partir de los años sesenta y sobretodo durante la década de los setenta, diversos antropólogos en su mayoría franceses, se aproximaron a las tesis marxistas con el objetivo de analizar las formas y estructuras de la vida material de las sociedades. En este contexto, el pensamiento y obra de Maurice Godelier se sitúa dentro del enfoque teórico estructural marxista, que tenía como primer objetivo no sólo redefinir el concepto de lo económico, sino también cuestionarse la naturaleza misma de la antropología. De acuerdo con las líneas generales propuestas por el mismo Godelier en Economía, fetichismo y religión en las sociedades primitivas, dentro de las diferentes corrientes de la antropología económica, sólo la teoría marxista ofrece las condiciones epistemológicas adecuadas (negación del individuo como punto de partida del análisis científico, rechazo de postulados empíricos, análisis de las relaciones en su lógica y estructura propias…) para desarrollar de forma vigorosa el campo de la antropología económica y para constituir realmente una teoría comparada de los diversos modos de producción y formaciones económicas y sociales. Para reafirmar dicha conclusión, Godelier expone y critica las teorías formalistas y sustantivistas. En primer lugar, rechaza por completo las proposiciones formales de la economía por considerar que se sitúan en una posición etnocéntrica, dado que intentan proyectar el propio modelo económico de la sociedad capitalista en otras sociedades diferentes. En segundo lugar, a pesar de que adopta algunas proposiciones del sustantivismo, considera que este esquema presenta una clara insuficiencia respecto a la elaboración teórica, principalmente, a causa de su carácter empírico y al hecho que se limite a identificar lo económico con la forma que adoptan las relaciones de producción, distribución y consumo sin tener en cuenta otras relaciones sociales que también pueden directamente (internamente) afectar en lo económico y, por lo tanto, en la producción y reproducción sociales. En consecuencia, para Godelier, la antropología económica debe ocuparse del análisis de las condiciones y las formas de producción, distribución y consumo que permitan identificar como se relacionan y articulan las diferentes estructuras de la sociedad. En todo caso, puesto que el carácter estructural de la sociedad no se revela directamente en el terreno a través de la investigación empírica, resulta necesario que dicho estudio este fundamentado en los descubrimientos teóricos.Finalmente, cabe destacar la principal aportación del autor en la antropología económica, que corresponde a la posibilidad de que, en determinadas sociedades no regidas completamente por un interés material, algunas estructuras sociales como la política o la religión funcionen también como relaciones de producción, ya que, debido a su propio funcionamiento participan en la distribución de los bienes y servicios. De este modo, Godelier cuestiona la separación entre infraestructura económica y superestructuras políticas e ideológicas, propuesta por el marxismo clásico y afirma que en las sociedades primitivas las relaciones de parentesco funcionan como relaciones de producción, relaciones políticas y esquema ideológico. De esta manera, el parentesco en dichas sociedades presenta un carácter plurifuncional, pues al mismo tiempo es infraestructura y superestructura.
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